

- El partido comenzó muy igualado, hasta que la suerte del Celta cambió con un penalti claro en contra. El penalti lo transformó Diego Milito, que logró poner por delante a su conjunto por delate en el marcador en los primeros minutos. Pero poco más tarde el Zaragoza lo estropeó con la expulsión de Zapater por doble amarilla. Tras la roja, Víctor Fernández tuvo que recomponer el equipo sacando a Movilla y quitando al mediapunta Sergio García, cosa que no le gustó nada. Este partido fue un poco loco ya que el colegiado Rubinos Pérez se lesionó y tuvo que salir el cuarto árbitro, que más tarde sería criticado por su poco acierto. Cuando faltaban diez minutos para el final de la primera mitad el Celta tuvo la oportunidad de empatar con la ocasión de Placente a portería vacía, aunque también hay que decir que el cuero le botó mal. Y, en la última jugada de la primera parte, Baiano tuvo la más clara, desde el punto de penalti, después de un rechace de César, y se marcha muy cerca de la escuadra izquierda. Con esta clara jugada llegaríamos al descanso. Ya en la segunda parte, hasta el minuto diez no hubo acción. La acción la puso el gol de Baiano, después de otra de las cantadas de César, que finalizaba con la agonía de los locales. Pero no sería la última palabra de ambos, pues en el minuto 36 de la segunda mitad el fallo espectacular a puerta vacía de Milito casi enmudeció a los pocos aficionados que se acercaron a Balaidos. Poco más tarde la expulsión de Gustavo López cuando faltaban 3 minutos para la conclusión, no animó al Zaragoza y el partido terminó con el reparto de puntos entre los dos conjuntos. Como siempre, Balaidos es una trampa mortal para el Celta, que no gana en casa desde hace ya un mes.

Juan Casielles
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