Agónica victoria del Betis, con dos goles de Robert, ante un Valencia que rompe con una frenética racha de victorias.Frenético. Enardecido. Delirante. Con ritmo. Suma y sigue. Así comenzó el partido en el Manuel Ruiz de Lopera. Cómo si una descarga de adrenalina hubiera electrizado a los 22 jugadores. La misma que debía recorrer las venas del ex bético, ahora valencianista, Joaquín.El que fuera el buque insignia del beticismo regresaba a su casa. Volvía “la finta y el regate”. La gran mayoría le aclamó. Claramente ganó el sí cuando irrumpió en el terreno de juego en el minuto 36 de la segunda parte. El “Joaquín… Joaquín…” volvía a resonar en las gradas del Ruiz de Lopera. Algunos le recriminaron, pero no ensombrecieron el recuerdo de las grandes tardes que Joaquín dio, la Copa del Rey, el paseo del Betis por Europa…Y nunca pensó el Ruiz de Lopera disfrutar tanto de un partido que comenzó intenso, rápido, con buenas jugadas, con disparos peligrosos. El gol no era un difícil presagio y éste se decantó por el lado valencianista. A los nueve minutos, un incansable Villa aprovechaba un pase de Silva para batir a Doblas dentro del área grande. 0-1 en el marcador. La séptima victoria consecutiva veía algo de luz.Pero no. Esta era la noche del Betis, el que ha ido a remolque lo que llevamos de temporada y hoy parece un nuevo equipo. Ya es innegable la mano de Luís Fernández... y los pies de Robert. Marcó un gol contra el Barcelona y hoy tenía la labor de lidiar con la férrea defensa valencianista. Más bien, la férrea defensa valencianista debía frenar el empuje de Robert, porque fue perseverante el jugador, y tuvo su justo premio en el minuto 15. Fue tras un jugadón de Xisco, que se atrevió contra todos. Disparó, el balón salió rechazado y ahí estaba Robert para aprovechar el franco balón y cruzarla ante Cañizares. Lástima que estuviera ligeramente adelantado cuando Xisco disparó inicialmente.A partir de ahí, un tuya y mía. Vicente, por una banda. Melli, desde cualquier lugar. Villa por la derecha, por la izerda o por el centro. Robert, con cualquier pase. Un inesperado balón de Silva, que la da de mala manera, podría haber adelantado nuevamente al Valencia, o el posterior remate en el rechace de Villa que saca Doblas, o el posterior balón que recoge Vicente y que la cruza en exceso saliendo desviado. Pero no quería entrar. Cómo tampoco para el Betis, al menos no en la primera parte, cuando Xisco mandaba un balón al larguero.

Adrián García
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